—¿Porque lo sabes?.
— Porque lo sé.
Atrapada en un desengaño sentimental, Sofía no pudo advertir la revolución que iba a sufrir su vida en todos los aspectos. A veces vivimos ilusos de nuestras propias limitaciones, creyendo que no está en nuestras manos poder superarlas, así es como Sofía se sentía con las suyas, conformista con lo que le había tocado. Por suerte llegó la oportunidad de tener que abrir bien los ojos y comprobar de primera mano que siempre estuvo equivocada, todos podemos hacer frente a nuestros miedos y romper con las ataduras. El miedo roba la libertad del que lo sufre. Son las voces de nuestros peores temores las que no dejan escuchar el rumor que nos habla de la VERDAD.
Mientras Sofía navegaba por un mar embravecido, y a pesar de no ver luz en ninguna dirección, se dejaba guiar por aquel susurro que no cesaba de orientarle el rumbo a tierra firme.
¿ES POSIBLE VER LA VERDAD QUE NO SE DICE?